¿Cómo enseñar en tiempos de incertidumbre? Hace dos décadas, el mundo del desarrollo del software afrontó una situación similar y encontró en las llamadas metodologías ágiles una respuesta transformadora. En este artículo te explicamos cómo la agilidad en la educación aporta la estructura para articular uno de los grandes objetivos de las nuevas innovaciones educativas: fomentar la iniciativa y la agencia del estudiante.

El paralelismo entre el software y la educación

Ambos campos, el del software y la educación, comparten un problema fundamental: el modelo tradicional, heredado de la revolución industrial, ya no da una respuesta útil a las necesidades actuales; son demasiado encorsetados y rígidos para actuar en la incertidumbre.

La forma clásica de gestionar un proyecto es a través de diagramas de Gantt, que representaban visualmente las tareas a realizar en cada momento. En los años sesenta, se perfecciona con el llamado modelo de cascada. Para entenderlo, los proyectos siguen un determinado orden, con procesos que se realizan uno detrás de otro. Sólo se pasa a la siguiente fase si la anterior se ha completado con éxito.

El gran problema es que, para que todo funcione bien, tiene que estar muy bien definido de antemano. Por tanto, hay que dedicar mucho tiempo a la definición y planificación. Y, con el ritmo de vida actual, esto retrasa mucho antes de ver resultados. Además, no hay espacio para los imprevistos. Como siempre surge algún imprevisto al margen de la planificación, los proyectos en cascada siempre se han retrasado.

La educación también se adaptó a la era industrial prácticamente desde sus primeros días. A comienzos del siglo XVIII, Prusia puso en marcha el sistema de instrucción que hemos conocido hasta hoy: educación gratuita, al menos para los pobres; impartición de conocimientos en disciplinas separadas y grupos grandes; y exámenes estándar para evaluar la retención de las lecciones.

En la manera de aprender de los doscientos últimos años todo está organizado para que el alumnado aprenda del maestro la respuesta correcta. Desgraciadamente, el mundo cambia ahora tanto y tan deprisa que, ni hay tiempo para planificar, ni existe ningún experto que haya vivido antes todas las situaciones novedosas que van apareciendo, ante las que tenemos más preguntas que respuestas.

La revolución Agile

La industria informática reaccionó tras varios fracasos sonados, como el lanzamiento del Windows 98, a los que tardó en reaccionar a sus problemas de funcionamiento. Un grupo de desarrolladores se reunió en 2001 para tratar de subsanarlo. El resultado fue un enfoque alternativo, para lograr resultados más rápidos y flexibles, al que dieron la forma de Manifiesto ágil, integrado por cuatro valores y doce principios.

Manifiesto agil 3

La filosofía detrás de Manifiesto Agile nos trae cuatro grandes cambios de paradigma en la forma de hacer y trabajar:

  1. Se pone a los clientes/usuarios en el centro del desarrollo del producto. Hasta entonces se desarrollaba un producto y se anunciaba por TV para que lo comprara la gente, aunque no lo necesitará. Ahora, la forma de hacer es buscando primero las necesidades reales, crear un prototipo para chequear que las resuelve y, finalmente, elaborar el producto o servicio. Esta idea ha dado lugar a una forma de innovar llamada «customer centric», cuya principal metodología es el pensamiento de diseño, o Design Thinking, en donde se diseña para y con personas.
  2. Se incentiva la creación de prototipos rápidos. El segundo cambio tiene que ver con el alcance de los proyectos. Las planificaciones mastodónticas se sustituyen por ciclos cortos de entrega de valor, que terminan con la demostración del avance realizado y el feedback de los clientes o usuarios. Así, se puede comprobar pronto si lo que hemos preparado satisface las necesidades y aprovechar la oportunidad antes que la competencia.
  3. Se centra en la colaboración y responder a los cambios. En tercer lugar, se busca ajustarse a las necesidades cambiantes de los clientes, mediante la interacción continua con ellos. Se realizan revisiones regularmente y los procesos se ajustan según sea necesario. Esto asegura que el equipo de desarrollo está siempre preparado para adaptarse a nuevos desafíos y oportunidades. Todo ello, en un proceso de mejora continua.
  4. Se busca la entrega de valor más que seguir un plan establecido. Finalmente, se desecha la planificación previa y se reemplaza por entregas continuas, que permiten validar la marcha del proyecto.

«Todo en el software cambia, los requisitos cambian, el diseño cambia, la tecnología cambia, los miembros del equipo cambian. El problema no está en el cambio, puesto que sabemos que va a suceder; el problema está en la incapacidad de adaptarnos a dicho cambio cuando este tiene lugar».
Kent Beck, uno de los 17 firmantes originales del Manifiesto Ágil en 2001

Banner Curso AEDIEEl nuevo concepto de aprendizaje

La forma prusiana de instrucción, centrada en la memorización y la estandarización, también ha dejado de ser útil en la Era de la Información. Por ejemplo, la reciente aparición de modelos de Inteligencia Artificial, que imitan la forma de escritura humana, dejan sin sentido los trabajos para casa basados en la redacción o el ensayo.

Al tiempo, se han producido numerosos avances en el campo de la neurociencia, que demuestran que el aprendizaje efectivo ocurre a través de la experiencia y la conexión emocional. La nuevo concepto de aprendizaje se apoya en la experiencia (conectivismo), la interacción y la adaptación al entorno.

En los últimos años, han aparecido diversas metodologías que impulsan este aprendizaje activo, como el aprendizaje basado en proyectos (ABP), el aprendizaje-servicio (ApS), el aprendizaje cooperativo, la aula invertida (Flipped Classroom) o la gamificación.

«Concebir el aprendizaje como un proceso de adquisición de recursos para la comprensión y para la acción, con el propósito de garantizar primero la supervivencia y después la felicidad, construyendo al mismo tiempo la peculiar y subjetiva idea de la felicidad».

Ángel Ignacio Pérez Gómez. En el prólogo del libro Aprendo porque quiero.

La agilidad en la educación

La agilidad ha desarrollado un marco específico para el mundo educativo, llamado eduScrum, del que ya te contamos nuestra experiencia en otro artículo. El objetivo de eduScrum es convertir una asignatura en un proyecto, en donde el docente es responsable del porqué y el cómo y los estudiantes del cómo. Los estudiantes se auto-organizan en equipos para desarrollar un proyecto con el que aprenden una competencia determinada. Al final, demuestran lo aprendido al resto de la clase. Algunos colegios como el Senbazuru Agile Learning Center, en Madrid, han adoptado esta forma de enseñar, dentro de una corriente de colegios ágiles.

La agilidad en la educación - beneficiosLa agilidad en la educación ofrece algunos beneficios, que mejoran tanto la experiencia de enseñanza como de aprendizaje.

  • Adaptabilidad. La agilidad permite a los educadores y estudiantes adaptarse a los diferentes estilos de aprendizaje y cambiar los métodos según las necesidades específicas del alumnado. Crea un maridaje perfecto con la teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. Al trabajarse por proyectos, se puede personalizar el aprendizaje y que cada persona desarrolle sus talentos únicos.
  • Entorno de aprendizaje dinámico. La agilidad, por un lado, tiene una gran coherencia con el aprendizaje basado en proyectos, al incorporar tanto las aportaciones de la neurociencia como de las teorías actuales de aprendizaje. Los proyectos implican planificación, puesta en práctica y evaluación. Por otro lado, tanto profesores como estudiantes pueden ajustar continuamente sus métodos y estrategias de aprendizaje.
  • Mejora Continua: La filosofía agile garantiza que la educación sea más efectiva y relevante a través de un proceso sistemático y constante de evaluación y actualización de los métodos.
  • Liderazgo Efectivo: La agilidad en la educación promueve el liderazgo del alumnado, al realizarse proyectos a propuesta suya. Son los alumnos los que deciden cómo van a dar respuesta al reto que plantea el profesor. Además, se integran desde el minuto cero acuerdos de equipo, que se revisan periódicamente, fomentando el trabajo colaborativo y el desarrollo de habilidades interpersonales.
  • Reducción de la Desigualdad: La agilidad integra el aprendizaje con la realidad, aprendiendo en ocasiones fuera del aula. Al permitir que todos los estudiantes tengan acceso a un aprendizaje personalizado y adaptable, puede contribuir a una sociedad menos desigual.
  • Agencia del Estudiante: Un entorno de aprendizaje ágil empodera al practicar en el día a día «la capacidad de fijar un objetivo, reflexionar y actuar de forma responsable para lograr un cambio». Los estudiantes dejan de ser simples acopiadores de conocimientos. En su lugar, la agilidad les da una mayor participación en su proceso de aprendizaje. Como resultado, los estudiantes tienen la capacidad y la voluntad de influir positivamente en sus propias vidas y en el mundo que les rodea. Aprenden a navegar por sí mismos en contextos desconocidos e inciertos.

Conclusiones

En definitiva, la agilidad en la educación promueve un aprendizaje continuo y activo, al enfocarse en adaptarse adaptarse rápidamente a los cambios. Además, depara al docente un nuevo rol, el de ocuparse de lo que mejor sabe hacer: orientar, dinamizar, aportar criterios, organizar el conocimiento. Ya no es la única fuente de conocimiento sino la persona que gestiona el aprendizaje de sus alumnos.

Si te interesa transformar tu manera de enseñar y adaptarte a las demandas del alumnado digital, te ofrecemos este curso que hemos lanzado para implantar la agilidad en la educación. Es una formación práctica y dinámica, que cuenta con la guía de tutores experimentados y expertos en agilidad, que te brindarán feedback personalizado y compartirán sus conocimientos para enriquecer tu experiencia como docente. Únete a nosotros y conviértete en un agente activo de cambio en la educación. ¡Prepárate para desafiar tus límites y transformar tu aula!

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