En su nacimiento, el Manifiesto Ágil nació como base para mejorar la industria del desarrollo del software, sin embargo, la cultura subyacente es más que aplicable a cualquier ámbito profesional. Por ejemplo, uno de los principios del Manifiesto Ágil dice lo siguiente:
La atención continua a la excelencia técnica y al buen diseño mejora la agilidad.
Este principio bien podría ser reformulado como:
La atención continua a la excelencia profesional y al buen diseño mejora la agilidad.
La excelencia profesional es un catalizador de la agilidad pero, ¿qué significa excelencia profesional?
Tal y como yo lo veo, la excelencia puede estar asociada al conocimiento o a la ejecución perfecta, sin embargo, lo que marca la diferencia en todo ello es la actitud en el uso y aplicación del conocimiento y las prácticas. Excelencia es una actitud ante los problemas y las situaciones del día a día.
Como dice Diego Rojas, es una palabra muy grande que hay que concretar para poder trabajar con ella. Cuando hablo de excelencia, tal y como yo la entiendo y la vivo, hablo de decir “no” a algo que sabemos que no va a ser posible. Se trata de ser puntual cuando nos convocan a una reunión o tan sencillo como preguntar si se me necesita para algo. Excelencia es, en ocasiones, anteponer el beneficio común al beneficio propio. También es ser consciente que no sólo podemos equivocarnos sino que además vamos a equivocarnos, pero también aprender de esas equivocaciones. Estamos ante un profesional excelente cuando, aunque sienta que tiene razón, escucha para buscar no tenerla. Dar un paso al frente cuando alguien pide ayuda es un símbolo de excelencia…
Podría escribir párrafos y párrafos sobre qué es la excelencia en el día a día, sin embargo, creo que todos sabemos, en una parte de nuestra persona qué es exactamente. Y también creo que ser excelente no es una cosa que cueste mucho esfuerzo, se reduce a una respuesta clara, a una palabra adecuada en el momento adecuado. Y con mayor seguridad todavía afirmo que es realmente lo que deseamos hacer, que cuando somos excelentes profesionales dormimos mejor por las noches por la paz y tranquilidad de haber hecho lo que, sencillamente, era lo mejor.
Quizá el mejor resumen que pueda hacer a todo lo que quería contaros es que la excelencia es un hábito y como hábito se cultiva instante a instante, oportunidad a oportunidad.
«Excelente» post, David, je,je.
Comparto tu opinión y además creo que la excelencia es un camino y no un fin. Nunca se consigue ser excelente creo que en la persecución de la excelencia es donde está la misma excelencia.
Muchas gracias por tus reflexiones.
El otro día leí una frase que me encantó, al hilo de lo de la excelencia como camino: «Utopía útil: la perfección existe, es imposible de alcanzar y, sin embargo, todos los días intento estar más cerca.»
Gracias por el comentario.
Un abrazo.