Entre las prácticas que nos proporciona Scrum para mejorar, encontramos la descripción de un objetivo para cada sprint. Una descripción de por qué y para qué merece la pena en nuestro negocio la inversión necesaria para llevar a cabo la próxima iteración. A priori es una práctica sencilla, sin mucha importancia, lo que queremos es que se hagan los siguientes ítems de nuestra pila de producto y ya está, ¿no?

¿Y si te digo que sin esa sencilla descripción corres el riesgo de estar creando un monstruo?

Seguro que todos conocemos algún que otro proyecto monstruo que, como nacido de la mente del doctor Frankenstein, incorpora cosas de aquí y de allá, algunas de la competencia y otras disparatadas, y que sin embargo deambula por el mundo con sus múltiples características cosidas entre sí aunque no siempre conexas, como si lamentara el momento en que su creador le dio vida. «¿Cómo sé si me está pasando a mí?» No hay grandes evidencias sino pequeños indicadores, uno de ellos será reconocernos en la siguiente fórmula:

Fórmula Frankenstein

Explicación de la Fórmula Frankenstein.

«El objetivo del sprint como arma anti-Frankenstein»

No es la única herramienta de la que disponemos, pero si está bien definido el objetivo puede ser un gran arma para luchar contra los proyectos Frankenstein.

Hagamos la prueba, os planteo un ejercicio: démonos un minuto y pensemos en el que será el objetivo de nuestro próximo sprint, y una vez que lo tengamos planteemos las siguientes preguntas. «¿Lo tenemos? ¿Ha costado elegirlo? » Si venimos acostumbrados a una forma de trabajo clásica por proyecto donde lo que queremos es empezar a producir y producir, es posible que la inversión de tiempo en la búsqueda de un buen objetivo, se perciba como costosa o incluso una pérdida de tiempo.

Sin embargo Scrum pone el foco en la búsqueda de lo que realmente es necesario, eliminando el desperdicio de producir lo contrario. «¿Es realmente un objetivo de negocio o se parece sospechosamente a una lista de funcionalidades? » Si tiene ese aspecto de listado es posible que no estemos respondiendo a la pregunta correcta que se plantea: ¿por qué o para qué este sprint?.

También es posible que nuestro equipo sea demasiado grande y por eso busquemos tener suficiente material para todos, o que nos descubramos pensando objetivos diferentes para algunos de los compañeros, lo que puede ser signo de la existencia de subequipos o silos de conocimiento.

En cualquiera de los casos estaremos acercándonos al monstruo. «¿Se relacionan las historias de usuario que estamos refinando con el objetivo marcado?» Es posible que al pensar nuestro objetivo de negocio, nos demos cuenta de que las historias de usuario que estamos refinando para el siguiente sprint en realidad no nos acerquen a conseguirlo, en cuyo caso: ¡Enhorabuena! Estamos a tiempo de parar el desperdicio de esfuerzo en tareas que no nos acercan a nuestro objetivo.»¿Es el mismo objetivo que en otros sprints? ¿Tienes la sensación de que el próximo sprint será el mismo?» Puede ser debido a que este sea muy genérico y no nos aporte, o un indicador de que estamos iterando constantemente sobre la misma característica del producto, en cuyo caso estaremos dejando de lado la mitad del enfoque iterativo e incremental. «¿El objetivo siempre está relacionado con nuevas características del producto? » Si nunca nos acerca a la revisión y mejora de funcionalidades existentes es posible que estemos adoptando un enfoque meramente incremental, avanzando por una lista de características a cumplir, dejando de lado otra mitad del enfoque iterativo e incremental, e incluso desaprovechando el feedback de nuestros usuarios. Ojo porque puede ser un indicador de featuritis, un mal que sin duda nos acercará a la creación de monstruos.

«Luchando contra el Monstruo»

Como nos recordaba David Roncero: Si tu objetivo es implantar la metodología Scrum ya estás empezando mal.

Si adoptamos Scrum e imitamos las prácticas sin preguntarnos cuál es la ganancia esperada o sin preguntarnos el porqué del cambio, corremos el riesgo de quedarnos en la superficie, adoptar “las nuevas reglas del juego” y continuar perpetuando la creación de proyectos monstruo.

Desde aquí os animamos a conocer nuestras armas, algo que no sucede de la noche a la mañana sino que forma parte de un proceso en el que estamos para acompañaros, como organizaciones y como individuos, ayudando a través de la práctica y en ocasiones del error a descubrir los beneficios de nuestras propuestas.